Formacion de un cumulonimbus cb Estamos acostumbrados a rodear las tormentas. A nadie en su sano juicio se le ocurre probar a meterse en una gran tormenta, especialmente con aviones pequeños y sin radar meteorológico.

Pero habitualmente nos olvidamos de lo que ocurre alrededor de las tormentas, en sus distintas fases y olvidar esto, nos puede suponer grandes sustos.

Un cumulonimbo tiene tres fases claras: el desarrollo, la madurez y la disipación.

A nivel interno, es decir, dentro de la nube, tenemos claro que en las fases de desarrollo y madurez, las corrientes dentro de la nube, por lo general, van a ser ascendentes (aunque dentro de la propia nube, puede haber también turbulencia y descendencias). Y por contra, en la fase de disipación, cuando la tormenta descarga, tendremos grandes corrientes descendentes.

Pero, ¿qué ocurre junto al cumulonimbo en las dos primeras fases?

Pues sí, todo lo que sube… baja, y aquí ocurre lo mismo. Junto a las tormentas que aún están creciendo, suele haber grandes masas de aire frío que descienden bruscamente.

A mi me ha ocurrido en avionetas, pero también en grandes aviones a niveles de vuelo muy altos. Una experiencia poco agradable ver cómo tu avión desciende en contra de tu voluntad.

Tormentas y descendencias

Por ello, es fundamental conocer cómo funcionan las tormentas, los cumulonimbos y en qué fase están para poder actuar en consecuencia, tomando las distancias convenientes. No sólo para evitar la nube, sino lo que ocurre cerca de ellas. Especialmente en las grandes tormentas que por aquí ocurren en primavera y otoño.

Si aún con todo, te ves inmerso en esta situación, lo primero es mantener la velocidad, tratando de bajar el morro si tu separación con el terreno te lo permite, y cambiando de rumbo, incluso realizando un 180° si la situación lo requiere para salir lo más rápido posible de esa masa de aire que desciende con fuerza.

Las tormentas, cuanto más lejos mejor, y si las ves desde tierra, pues son maravillosas, pero que no te pillen volando cerca.

👨🏻‍✈️ Buenos vuelos y ¡sin sustos por las descendencias!