La que en su momento fue una de las mejores líneas aéreas de Latinoamérica parece no encontrar su rumbo desde la década de los años noventa. Los distintos enfrentamientos entre los diferentes gremios, la mala gestión de sus anteriores propietarios y la pésima administración de la empresa recientemente nacionalizada, hacen que Aerolíneas Argentinas sea hoy en día un verdadero caos.

 El Grupo Aerolíneas Argentinas parece no encontrar rumbo. A pesar de la reciente incorporación de aeronaves y de la próxima llegada a la flota de 10 Boeing B-737-700 y 20 Embraer E-190, sus pérdidas operativas han ido creciendo mes a mes, y esto parece que se va a convertir en una constante. La empresa lucha por salir adelante pero la inflexibilidad de los gremios y los intereses personales no le permiten levantar vuelo. A todo ello hay que sumar un alto índice de aviones en mantenimiento, tanto de aviones de un solo pasillo como de fuselaje ancho.

La aerolínea está inmersa en una virtual lucha de poderes entre los distintos sindicatos. Y esto, hace que la productividad de la misma sea una de las peores de América Latina; un proceso que el actual Gobierno es incapaz de revertir.

Pérdida tras pérdida

Con una pérdida operativa de 2,5 millones de dólares, Aerolíneas Argentinas se encuentra en su peor momento, ya que en los primeros seis meses de este año los números negativos alcanzaron los 1.100 millones de pesos argentinos (unos 290 millones de dólares), y en julio otros 299,52 millones de pesos argentinos; lo que eleva la cifra a 1.400 millones de pesos argentinos.

Si desde el Gobierno y los gremios se criticaba la acción de los propietarios españoles (Grupo Marsans); ahora qué podrán decir. Para muchos, la idea de nacionalizar la empresa fue una decisión de la presidenta Fernández de Kirchner –y un viejo anhelo de su marido, el ex presidente Kirchner-; de revocar la decisión del Gobierno del ex presidente Menem que en 1990 decidió su privatización.

Poco antes de 2001 las pérdidas anuales de la compañía alcanzaban los 500 millones de dólares -cuando era gestionada por Iberia-, y casi 61 millones de dólares perdió sólo en el mes de junio de 2008 cuando el Grupo Marsans dejó de operarla en un momento en que el petróleo había alcanzado precios récord y que se encontraba al doble de lo que cuesta en la actualidad.

Sin embargo, el Gobierno argentino salió a afirmar públicamente a través de Aníbal Fernández (Jefe de Gabinete) que “se iba a lograr mejorar los números, ya que éste era un problema que afectaba a todas las aerolíneas del mundo, a excepción de Air France”.

Productividad, ¿qué es eso?

Dueño tras dueño han chocado contra la inflexibilidad laboral de los gremios (especialmente de pilotos y sobrecargos), quienes lejos de ver las condiciones laborales de mercado siguen defendiendo a capa y espada sus derechos conseguidos.

Un piloto de aerolíneas, al igual que un sobrecargo trabaja una media de 55 horas mensuales, cuando a nivel mundial y en otras aerolíneas del país está entre 80 y 90 horas mensuales. Eso sí, los derechos y beneficios obtenidos hasta el presente se pueden reemplazar fácilmente por dinero. Eso fue lo que impidió que los tres Airbus A320 que esperaba incorporar la empresa nunca volaran con los colores de Aerolíneas ya que, en definitiva, se traducía en un pedido de aumento por parte de los pilotos puesto que el A320 incorporaba más tecnología.

Aerolíneas tiene 280 empleados por avión (un número realmente elevado). Cualquier aerolínea competitiva está en un promedio en 160 empleados por aeronave en servicio (Gol Linhas Aéreas tiene 180; el Grupo LAN 150) y una aerolínea de bajo costo tiene aproximadamente unos 70 empleados por avión.