El capitán Edward A. Murphy Jr formuló una proto-ley tras el fallo de uno de sus inventosLa conocida Ley de Murphy tiene su origen en la aviación norteamericana, en 1949. Aquel año, capitán Edward A. Murphy Jr, quien trabajaba como ingeniero de desarrollo en el laboratorio de la US Air Force, en Wight Field, ideó un aparato para medir y registrar la aceleración que podía soportar el cuerpo humano y que estaba provisto de 16 sensores.
La prueba de su invento, que se efectuó en un cohete-trineo dirigido por el comandante John Paul Stapp, falló. Al revisar el mecanismo del equipo, Murphy descubrió que el fallo se debía al montaje erróneo de una pieza clave por parte de uno de los instaladores, lo que le llevó a postular la siguiente proto-ley: “si hay algún modo de que un técnico haga las cosas mal, las hará mal”.
El encargado de difundir y ensalzar la máxima de Murphy fue George E. Nichols, un gerente de proyecto del fabricante de aviones Norhrop, a quien gustó la frase. Así, con el tiempo, la Ley de Murphy fue cambiando, hasta llegar a la famosa máxima popularizada por el escritor de ciencia ficción Larry Niven: “lo que pueda salir mal, irá mal”, que en realidad es la ley de Finagle de los Negativos Dinámicos.
Niven incluyó esta ley en una serie de novelas acerca de unos mineros de asteroides que rendían culto al dios Finagle y a su “profeta demente”.