Resumen de la situación que viven las organizaciones de formación de pilotos en España y del debate sobre el perfil que debe tener el nuevo profesional Ante la transferencia de competencias de la autoridad aeronáutica conjunta europea (JAAR) a la nueva agencia de seguridad aérea (EASA), tanto la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) como las distintas organizaciones de formación de pilotos de nuestro país se han visto ante una complicada situación de transición.

Además, a esta situación cabe añadir la dificultad que entrañan las relaciones que mantienen la DGAC y los centros de formación, ya que estos últimos se quejan de la falta de datos sobre la actividad y exigen una mayor diligencia administrativa.

En esta línea, el presidente de la Asociación de Escuelas de Formación Aeronáutica (AEFA), Tomás Marqués, lamenta que resulta hacer imposible realizar un análisis en profundidad de sobre el sector formativo en España, puesto que no existe ningún dato al respecto.

Por este motivo, al no contar con cifras oficiales, Marqués señala que no se puede afirmar que la oferta formativa esté sobredimensionada.

En cuanto a la calidad de la formación de los pilotos en nuestro país, el presidente de la AEFA opina que el "nivel de España está entre los más altos de los países JAAR y, en consecuencia, del mundo".

A este respecto, los expertos no creen que se produzcan grandes cambios en la normativa, porque las JAAR recogen el espíritu europeo sobre el perfil deseable del piloto de línea aérea.

La mayoría de las escuelas de formación de pilotos son de la misma opinión que Marqués, aunque creen que se debería tomar como referente en el sector formativo el modelo del Reino Unido, donde cuentan con cuatro escuelas de muy alto nivel que forman a los futuros pilotos de las compañías británicas según sus propios programas cerrados.

No obstante, el jefe de estudios de Airmed, Octavio Pérez, destaca el papel de las escuelas de pilotos en éopcas de crisis, al mantener su inversión en adaptación a las normativas y en la inclusión de mejoras. "Sin el sacrificio y esfuerzo de nuestras organizaciones, todos los jóvenes que querían hacerse pilotos hubieran tenido que irse fuera de España a estudiar", afirma Pérez.

El sector de la aviación es cíclico, pasando por épocas en las que se acusa una falta de demanda de nuevos pilotos para después regresar a épocas en las que se produce un ‘boom’ y se requiere gran cantidad de ellos.