El incremento del número de pasajeros y de los vuelos de largo recorrido aumenta el número de incidencias médicas a bordo, lo que hace cada vez más necesario el servicio de telemedicina durante los vuelos   Hoy en día, unos 2.000 millones de personas se desplazan en avión cada año. El aumento en el número de pasajeros, en la media de edad de éstos y en las horas de vuelo hace que incremente el número de incidentes médicos a bordo. Por este motivo, se hace necesaria en muchas ocasiones una llamada telefónica a tierra, para contactar con sistemas de regulación médica que decidan a ayuden a decidir cómo actuar en estos casos, estableciendo si la urgencia del caso hace necesario el desvío del avión.

Para estos incidentes, Air France cuenta con un “contrato informal” con el Servicio de Ayuda Médica de Urgencia (Samu) de París desde 1972. En el caso de Delta, la aerolínea trabaja con los servicios de emergencias médicas de Pittsburg, mientras que KLM y Lufthansa cuentan con sus propios médicos.

Internacional SOS cuenta con una filial llamada MedAire, encargada de dar consejo médico en casos de problemas sanitarios a bordo a 90 compañías, de las que el 30% se dedica a la aviación comercial.

Los tripulantes de cabina de pasajeros (TCP) de Air France refrescan cada año su formación en socorrismo y los aviones de esta compañía disponen de desfibrilador cardíaco, oxímetro de pulso y un botiquín de primeros auxilios con adrenalina, corticoides, analgésicos, etc). Además, en esta compañía aseguran que en 9 de cada 10 vuelos cuentan con un pasajero médico.

Por su parte, Lufthansa durante un vuelo realizó una teletransmisión por satélite en tiempo real del electrocardiograma de un pasajero. Según el Doctor Jannières, del Samu de París, esta será una práctica generalizada en todas las compañías dentro de cuatro o cinco años.

Riesgos a bordo

En primer lugar, la presión del aire en vuelo es más baja que en tierra y corresponde a una altitud media de 2.000 metros de altura, por lo que la presión arterial en oxígeno baja cuando se está a bordo. Si el vuelo es de largo recorrido, este hecho puede provocar una hipoxia relativa en aquellos pasajeros que tengan problemas cardíacos, insuficiencias respiratorias o anemias.

La Asociación Médica Aeroespacial recomienda a estos pasajeros de mayor riesgo que se sometan a un test de “hipoxia en tierra” antes del vuelo, para que puedan comprobar que descompensaciones podrían sufrir durante el mismo.

Para estos mismos sujetos, la Sociedad Torácica Británica recomienda un suplemento de oxígeno durante el trayecto, ya sea a través de una botella de oxígeno facilitada al pasajero por la compañía o porque éste embarque su propio extractor de oxígeno portátil.

También es un riesgo a tener en cuenta el de las radiaciones cósmicas. De hecho, la Autoridad europea de aviación requiere que los aviones que vuelan por encima de los 15.000 metros hagan una medición en tiempo real de esta radiación, para permitir así que el piloto pueda ajustar la altitud según sea necesario. Y es que las radiaciones solares son un riesgo para los vuelos comerciales que se expongan a elevadas dosis.

Las pasajeras embarazadas, por otro lado, tienen desaconsejado volar. Por este motivo, cuando son los propios miembros de la tripulación quienes están embarazadas, las aerolíneas deben planificar para ellas vuelos de corto recorrido y a bajas altitudes.

Es difícil conocer el total de las incidencias médicas que se producen a bordo, ya que tan sólo se documenta en todo el mundo un 17% de ellas. De una compañía a otra, las cifras de emergencias médicas varían mucho, oscilando entre una proporción de 0,03 y del 0,07 por cada 1.000 pasajeros.

  • http://www.lefigaro.fr/sante/2009/02/20/01004-20090220ARTFIG00265-telemedecine-d-urgence-a-bord-des-avions-de-ligne-.phpAquí puedes leer el artículo en Le Figaro