El paso del tiempo hace mella irremediablemente en la capacidad de las personas. En el caso de los pilotos, el factor edad cobra si cabe más importancia. Al acercarse a los 45 años, la lente de los ojos puede comenzar a perder algo de elasticidad para enfocar correctamente objetos cercanos. El proceso de envejecimiento tiene más peso para el piloto que para otros colectivos debido a la viveza de habilidades y capacidades que se necesitan. Sin embargo, el grado de deterioro varía de una persona a otra. Con el paso de los años el primer signo evidente de envejecimiento es la mayor dificultad para sobreponerse a la fatiga y para hacer frente a determinadas situaciones de estrés.

Con el tiempo, el cuerpo tiende a disminuir su tiempo de reación, su eficiencia y recuperación en climas rigurosos. Una persona joven puede reaccionar de forma más rápida y enérgica ante situaciones delicadas que otra de más edad. La edad también afecta a la destreza manual derivada de la coordinación muscular, pero no se puede precedir. Aunque la rapidez de las reacciones aumenta desde la niñez a la juventud, disminuye de forma gradual con la madurez. Tal vez se conserve destreza, pero un tiempo de reacción algo más lento puede resultar crítico a la hora de desenvolverse en los procedimientos de aterrizaje, por ejemplo, en los que se desarrollan varias operaciones con rapidez.

La edad también deja huella en el sistema circulatorio, ojos y oídos.

SISTEMA CIRCULATORIO
Por lo general está bastante bien controlado debido a la necesaria renovación de la habilitación médica para el vuelo.

VISIÓN
Al acercarse a los 45 años, la lente de los ojos puede comenzar a perder algo de elasticidad para enfocar correctamente objetos cercanos. Como consecuencia, resulta más complicado leer los instrumentos, cartas o controles de radio. En compensación (parcial) crece la visión lejana, con lo que es más sencillo observar aviones lejanos en el cielo.

Las lentes bifocales ayudan pero no son del todo satisfactorias, ya que se ha de inclinar la cabeza hacia atrás para ver objetos situados arriba. Ante cualquier duda, conviene consultar a un médico aeronáutico la visión corregida no es obstáculo para mantener la habilitación.

Con la edad también disminuye la capacidad para adaptarse a la oscuridad. Las pupilas tienden a disminuir y la membrana de la parte posterior del ojo pierde algo de sensibilidad a la luz, especialmente a partir de los 60 años. Dentro de sus capacidades, el ojo de una persona más mayor se adapta a la oscuridad tan rápido como el de otra más joven, sin embargo no alcanza el mismo nivel.

En comparación con un piloto de 25 años, otro de 45 años puede llegar a necesitar 2,5 veces más iluminación durante la noche. En el caso de tener 60 años, la cantidad puede llegar a ser diez veces mayor. En el caso de aterrizajes en condiciones mínimas de luz, sería beneficioso utilizar los ojos de uno piloto más joven.

AUDICIÓN
Aunque no tiene la misma importancia que la visión, lo cierto es que la capacidad auditiva también disminuye con la edad. La repercusión es más notable por encima de los 2.000 Hertz. En frecuencias de voz y en las utilizadas para la identificación de las ayudas para la navegación, por lo general el oído permanece sensible.

  • EN RESUMEN…

Un piloto es tan viejo como su visión, su coordinación muscular y su destreza, así como su adaptabilidad mental a las condiciones y dificultades en el vuelo. La capacidad individual puede ser determinante al evaluar su actividad de vuelo y su edad. Teniendo en cuenta todo esto, los 60 años parecen ser el límite para los profesionales, ya que la mayoría de las capacidades mentales y físicas se mantienen de forma satisfactoria hasta esa edad.

En resumen, el piloto de tercera edad debe considerar sus limitaciones, enfrentar las actividades de cabina con honestidad, conocer nuevos procedimientos y consultar al médico aeronáutico ante cualquier duda que tenga.