Javier Recarte opina en este artículo sobre la nueva normativa que exige mayor preparación a los jóvenes que quieren ingresar en el Ejército para ser pilotos de complemento   Si había poco trabajo para los pilotos jóvenes de primer empleo, ahora, por culpa del Gobierno, hay menos. Antes, lo jóvenes podían entrar en el ejército como para ser pilotos de complemento. Ahora también pueden hacerlo pero, después de Real Decreto 249/2009, de 27 de febrero (BOE de 3 de marzo) por el que se aprueba la provisión de plazas de las Fuerzas Armadas y de la Escala Superior de Oficiales de la Guardia Civil para el año 2009, va a ser más complicado.

Ahora, no sé bien por qué, el ejército exige a los pilotos que deseen ingresar en Complemento, “una titulación universitaria de primer o segundo ciclo, o el título de piloto de transporte de línea aérea de avión o de helicóptero” (Ver NOTAS al final del Real Decreto) ¿No es ridículo? Me pregunto dónde van a conseguir pilotos con esa preparación académica los universitarios no creo que deseen entrar en el ejército con el sueldo militar, y los que tienen el título de Transporte lo que desean es ingresar en líneas aéreas. No exigen el teórico de transportes, como hacen las compañías, sino el título completo, es decir, con 1500 horas de vuelo. Todos los que hasta ahora han ingresado en “Complemento” lo hacían para hacerse pilotos en el ejército. ¿Qué pretenden los militares, ahorrarse los cursos de formación? ¿Esa es la voluntad del Gobierno para facilitar el trabajo de los pilotos? Considero que el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC) tiene una misión fundamental para negociar con Defensa el rebaje de esta absurda exigencia, y conseguir que, ya que el Ejército del Aire desea pilotos formados para Complemento, exija como mínimo sólo el Comercial y, si fuera necesario, el teórico de Transportes aprobado.

No parece de recibo que si ahora que lo que se trata es de facilitar el trabajo, se exija más preparación, para un trabajo que antes se iniciaba sin título alguno, haciéndose el piloto de la mano de los militares.

Por Javier Recarte Casanova
PTLA,
Abogado y
Director de AEROLEY