Un trabajador de Iberia nos hace reflexionar a través de este artículo de opinión, que cuenta el punto de vista menos difundido por los medios de lo que ocurrió en el Prat el pasado mes de julio, o mejor dicho, lo que estaba ocurriendo antes… Como trabajador de Iberia sabía que lo sucedido en el Prat iba a ocurrir. Tarde o temprano las personas terminamos por explotar. Señores pasajeros y periodistas, antes de abrocharse los cinturones piensen un poco en todo lo que está sucediendo alrededor del avión en el que se encuentran.

¿Cómo no van a ocurrir sucesos como los Aeropuerto del Prat? Los trabajadores de Iberia llevamos años sufriendo recortes en nuestras condiciones laborales. Hace años trabajar en Iberia era, en este país, casi un título. Una nómina de Iberia te abría casi todas las puertas. En la actualidad algunos, muchos, de nosotros sentimos vergüenza por trabajar en Iberia… o lo que queda de ella gracias a las subcontratas.

Los trabajadores estamos cansados de perder todo lo que habíamos conseguido. En los últimos años hemos tenido reducciones de más de un 25% en nuestros salarios. Por cierto, les recuerdo que no todos somos pilotos de esos que ganan más de 1.000.000 de las antiguas pesetas al mes. A todos se les olvida que existen varios miles de trabajadores con contratos eventuales fraudulentos (rotación de puestos de trabajo) que trabajan 12 horas a la semana. Existen trabajadores que incumplen la legislación en materia de salud laboral sólo para que unos aviones a los que se ha reducido el mantenimiento hasta el mínimo legal puedan despegar todos los días con unos retrasos mínimos.

Nadie se acuerda de esos trabajadores que cargan sus maletas en las bodegas subidos en la cabina de un camión por que las cintas que deberían usar para ello están estropeadas. Nadie piensa lo difícil que es que las maletas estén puntualmente en los aviones cuando los vehículos que deberían transportarlas no funcionan o van perdiendo piezas por la rampa por que nadie se encarga de repararlos debido a las políticas de ahorro de costes.

Esto es otra Iberia. La Iberia que todos (empresa y sindicatos CCOO y UGT) se encargan de ocultar. Las condiciones de trabajo son en la actualidad deplorables.

¿Saben que somos la única compañía de Barajas y Barcelona cuyos vehículos carecen de aire acondicionado?

¿Saben que a más de 40 grados de temperatura un operario no tiene ninguna posibilidad de beber agua?

¿Les parece aceptable que un vehículo sin frenos se utilice "por que no hay otro disponible"?

¿Subirían ustedes durante 8 horas en un vehículo sin puertas y con la calefaccion averiada en el mes de Enero… por que según nos dicen (con el beneplácito de CCOO y UGT) funciona correctamente? Luego, cuando ese vehículo impacta contra el ala de un avión por que no tiene frenos se despide al trabajador.

¿Y si les contara que un administrativo, con un curso de cuatro horas, es quien da la última vuelta de reconocimiento al avión antes del despegue?

¿Saben que los "mandos" de la compañía obligan de forma sistemática a los trabajadores a no respetar las normas de circulación en plataforma para que sus maletas estén, casi siempre, cargadas en las bodegas?

Lo mejor de todo es que a la hora de buscar culpables de los errores y retrasos a pie de avión, se encarga un administrativo denominado "coordinador", se nos obliga a mentir. No podemos decir que falta personal o que un vehículo ha llegado tarde por que no funciona correctamente. La culpa de los retrasos se imputa de forma sistemática a las tripulaciones, a la torre de control o a cualquier otro, pero nunca se reconoce, salvo flagrantes excepciones, que algo no funciona.

Cuando alguno de estos coordinadores decide no mentir es llamado por cualquier mando para dar explicaciones o se lo pone de patitas en la calle, como sucedió recientemente con una compañera. Si a esto unimos que los mandos son totalmente ineficaces (los nombran los sindicatos oficiales, no un equipo de recursos humanos preocupado por sus dotes organizativas y no por ser amigos de este o aquel…), una politica de ahorro de costes sin sentido y una absoluta complicidad de los sindicatos mayoritarios CCOO<