Quiero una empresa que no se retraiga cuando todo se expande. Yo estoy dispuesto a congelarme el sueldo, y a más si hace falta. Pero a cambio se me debe presentar un plan de futuro. Yo quiero una empresa que crezca, que aproveche sus oportunidades. Quiero una empresa que no se retraiga cuando todo se expande las otras compañías crecen, los aeropuertos crecen, el tráfico aéreo crece, y nosotros nos hacemos más pequeños.

Quiero una empresa en la que los Directivos me presenten un Plan con futuro. No uno en el que ni se me retribuye, ni se me ilusiona. Que me pidan los sacrificios que crean convenientes a la caza de algo que sea mayor y mejor, no que me carguen la factura en las vacas gordas y me amenacen con las flacas desde que me acuerdo. No un Plan que haga Iberia más pequeña mientras las demás crecen, y que además está en parte financiado con mi sueldo, mi mayor productividad y mis condiciones laborales.

Porque lo que me ofrecen no me deja salida: pierdo siempre. Pierdo porque la empresa para la que trabajo no crece, y pierdo porque me congelan el sueldo. Pierdo porque no sólo se ven reducidas mis perspectivas laborales, sino también mi carrera profesional.

He visto cómo otras empresas se adaptan a los nuevos tiempos. Hace unos años el negocio telefónico estaba en la telefonía fija. Hoy, Telefónica ha conjugado la contención de costes con estrategias agresivas en la telefonía móvil y el tráfico en Internet. Telefónica se ha adaptado. Hace unos años el handling era patrimonio de las aerolíneas hoy las constructoras ven que el negocio del ladrillo puede estancarse y exploran el campo del servicio a líneas aéreas. Las constructoras se adaptan. Hoy se hace un mundo competir con el mercado chino de confección de ropa. Amancio Prada no se asusta y abre nuevos mercados. Zara se adapta. Se me dice que el AVE traerá competencia, y nadie en Iberia parece darse cuenta de que está en una economía abierta en la que puede participar del negocio del AVE, o intentar fórmulas imaginativas de compartir gastos con el AVE y repartir beneficios. Iberia no se adapta, se retrae. Se acojona.

Yo estoy dispuesto a congelarme el sueldo, y a más si hace falta. Pero a cambio se me debe presentar un plan de futuro en el que mi contribución sirva para algo. No puedo aceptar que mi sueldo congelado sirva para que mi empresa tenga perspectivas menores. No puedo conformarme con que me metan la mano en la caja y yo sólo sea un mero espectador un simple aceptador de sus diagnósticos. No voy a ser el tópico cliente de un taller mecánico que ha de tragar con lo que se le ponga en la factura porque no entiende de qué le hablan. Quiero que me expliquen qué coño es eso de la ‘junta de la trócola’, y si de verdad vale tanta pasta cambiarla. Por eso quiero llevar a mi propio mecánico a que me acompañe a recoger el coche.

Y si de verdad la solución es que Iberia ha de disminuir en tamaño, si no queda otra solución, pues se me tendrá que compensar de alguna forma. Y entonces no querré el mismo convenio, querré uno mejor. Porque lo que no puede ser es que yo pierda por todas partes.

Y fíjate en el mensaje que se trata de transmitir, porque es muy claro: el Plan es, por un lado, que Iberia no crezca y por otro que tus condiciones laborales sean peores. Y tu supuesto beneficio es que a cambio Iberia no desaparezca, no quiebre, no tenga que echarte a la calle en el futuro: el Infierno. Y a mí ya me han amenazado tantas veces con las llamas eternas que ha llegado el momento en que no me lo trago.