Carlos Sancho, piloto y autor del blog Alas de Plomo, expresa en este artículo su opinión sobre el accidente del A330 de Air France  En microbiología, un caldo o medio de cultivo, se utiliza principalmente para facilitar el desarrollo de determinados microorganismos y su posterior estudio en laboratorio de cómo es su reproducción y cómo combatirlos si se trata de bacterias patógenas o virus dañinos para cualquier especie, no sólo la humana.

Para no confundir, si seguís leyendo, hablaré de responsabilidad aérea

Pero la propia sociedad es un gran laboratorio, donde cualquier modificación en una de las infinitas variables que afectan al comportamiento humano, y a sus actitudes y respuestas ante un estímulo, acaban siendo muchas veces imprevisibles. De todas formas ello hizo que se desarrollara una rama de la psicología, aplicada precisamente al estudio de dichas reacciones, y se le conoce como psicología de masas.

Cuando los problemas de un grupo social, quedan relegados a una élite de iniciados, como son los pilotos, (esos seren tan corporativistas para unos, tan chulos para otros, y tan millonarios para casi todos), hacen que la masa social no sepa nada de lo que se está cociendo tras las bambalinas de su propio teatro de operaciones.

Basta con que un accidente dispare la alarma social, para que todo el mundo aporte sus ideas de renovación, sus bienintencionadas ideas de “bombero” (con todos mis respetos a estos seres entregados al bien común), y empiecen a echar luz sobre aspectos que habían permanecido enterrados en la oscuridad de nuestras conciencias, colectivas e individuales.

Desgraciadamente ha ocurrido un accidente con casi 230 posibles víctimas, se han encontrado cadáveres, piezas de fuselaje, mochilas y sobre todo restos que pertenecían a personas cuya muerte nos causa dolor a todos y a algunos pánico a volar. Así que ¡esto hay que remediarlo!

Ahora se dice que los pilotos de Air France podrían negarse a volar hasta que no se sustituyan todos los sensores y sistemas de medición de velocidad, que la compañía AF espera a los análisis y recomendaciones que haga el fabricante (Airbus industries), que Airbus había avisado de la revisión de dichos sistemas y remitía a los procedimientos establecidos en los manuales de operación, etc., etc. ,etc.

Con todos mis respetos a todas las opiniones, la mía es que todo esto no es más que un zoco en mitad de Babel. (Más lioso no se me ocurre para describirlo).

Una vez más se aprovecha una situación de este tipo para intentar sacar provecho partidario de un drama. Los pilotos seguramente llevaban muchísimo tiempo haciendo reportes de anomalías y ¡nadie les hacía caso! o aunque se les hiciera no conducía a resultados prácticos. Seguramente Airbus estaba estudiando el problema y no daba con la solución adecuada, o si lo había hecho (cosa más que probable), el coste de su sustitución era tan elevado que se devolvía la pelota a los responsables últimos, los pilotos, para que aplicaran los procedimientos correspondientes y evitar gastos de momento… Muy probablemente los gestores de la compañía sabían lo que deberían hacer, o haber hecho, y jugaban al impávido mientras pasaba de largo la crisis.

Las autoridades aéreas, garantes de la seguridad y sobre todo de las inspecciones pertinentes a cada caso, habían valorado políticamente el coste de paralizar una flota por decreto, haciendo inviable la continuidad de una compañía importante, habían también considerado la alarma social que produciría hacer público este tipo de medidas tan drásticas, y con toda posibilidad habían llegado al convencimiento de que la aviación es segura siempre y gracias a todos los profesionales implicados y a la tecnología moderna que ayuda a que nunca pase nada…

Pero a veces estas cosas pasan, y nadie tiene la culpa de nada. El silencio de los corderos tiene estas cosas, que no es un acto DOLOSO, y por ello no se le puede condenar. Así que yo condenaría a una sola cosa como culpable de la muerte de estas personas: TODA LA SOCIEDAD[/