La pasión por el vuelo sin motor. Descripción de la suelta. Velero.

Avión de arrastre.
«Papa Kilo, primera suelta moral, Javi, Julio, Tensando».

Levanto el dedo pulgar desde la cabina para darle la señal a mi compañero Fernando que sujetaba el plano de nuestro querido Blanik… la avioneta acelera… el cable se tensa…»remolcando»… el velero comienza a rodar por la pista al tiempo que Fernando sostiene el plano… suelta el plano y con los pedales mantengo la dirección y nivelo los planos con la palanca para que no choquen contra el suelo… Cuando veo que tengo suficiente velocidad (unos 60km/h), dejo que el avión se eleve sobre la tierra y me mantengo pegado al suelo (uno o dos escasos metros) permitiendo que la avioneta tenga suficiente velocidad para despegar, una vez lo hace, nos mantenemos ambos en el mismo eje y comenzamos a subir…

¡¡¡Al fin he despegado!!! Era el vuelo número 27 y al fin me habían dado la suelta (en mi caso fue suelta moral ya que tenía 15 años y hasta los 16 no se puede volar solo). Comienzo a sudar. Estoy atento a todo aquello que afecte al vuelo. El remolque transcurre sin anormalidades, siempre manteniendo los ejes de ambos aviones paralelos y los planos del remolcador sobre el horizonte. Al fin llegamos a los ansiados 500 metros y estamos encima del aeródromo cuando la avioneta vira fuertemente, es la señal de suelta, tiro dos veces del gancho amarillo y una vez he comprobado que el cable estaba suelto, cojo la radio y lo anuncio, «velero libre, gracias. Ahora empieza lo bueno, cuando la avioneta se ha alejado lo suficiente, compenso el avión para que vuele a 82km/h aproximadamente y hago unos virajes coordinados a donde me apetece, esta vez no está aquí el instructor para decirme a dónde tengo que ir (en realidad estaba, pero no hablaba ya que estaba suelto ‘moral’). Viro, sigo virando… hay alguna termiquilla pero por ser novato y ser la primera suelta, decido no arriesgarme y completar el circuito izquierdo a la 36.

A 300 metros de altitud decido iniciar el tramo de viento en cola izquierda y llamo: «Papa Kilo viento en cola 36», me responden «Papa Kilo», es la señal para hacer ver al velero que no hay problemas para el aterrizaje y que está autorizado. En el tramo de viento en cola, vuelvo a compensar el velero, esta vez para que vuele a 90km/h, vuelo hacia el pueblecito de referencia (Corral de Ayllón) y al alcanzar los 150 metros sobre el suelo inicio el viraje a base, saco medio freno para tener juego y una vez alcanzo el eje, viro por la izquierda a final, mantengo 90 de velocidad y apunto a los números, todo va bastante bien, voy un poco alto, así que saco todo el freno hasta el umbral, entonces lo meto y toco suavemente un poco más allá de los números… ¡¡¡ufffffff!!! ¡menos mal que todo ha salido bien! Esa tarde tocaría charca.

La vez que más subí, lo hice a 2.700 metros con el instructor, sobrevolamos Riaza y demás lugares de la zona en un vuelo de 1 hora y 30 minutos. En la segunda suelta moral, el instructor, que a pesar de ser buena gente, era un poco cabroncete, me soltó a 200 metros de altura durante el remolque simulando una rotura de cable, por lo que tuve que buscármelas para meter el velero en el aeródromo sin problemas (fue como una de esas aventuras divertidas del flight simulator sólo que de verdad).

Un compañero mío, tuvo una emergencia en final al quedarse sin control sobre el timón de profundidad, pero planeando logró tomar tierra fuera de pista, fue un gran susto pero al final no pasó nada.

VOLAR SIN MOTOR

Nos despertábamos entorno a las 8 de la mañana, rápidamente nos poníamos nuestros monos de vuelo y nos dirigíamos a los hangares, los abríamos y sacábamos los dos veleros que solíamos utilizar de manera simultanea.
Mientras tanto, el remolcador sacaba la avioneta remolcadora (una Rally180 o una Dornier27, la primera de las cuales era más económica pero tiraba mucho menos que la Dornier), una vez sacados los aviones, realizábamos la inspección exterior, en la cual comprobábamos el funcionamiento de los<